Estafando a los Estafadores

Estafando a los Estafadores


Una noche cualquiera al salir de la universidad, acompañaba a cierta amiga con la cual tuve la dicha de sentarme a conversar un rato en uno de los banquitos de la plaza Altamira, mientras esperábamos que su hermana pasara a recogerla. Estando ahí sentados, rodeados de los usuales, emos, tukkis, hippies, homosexuales, transexuales, asexuales y todas las fusiones y combinaciones posibles entre dichos grupos o tendencias, se acercaron a nosotros dos muchachos y una muchacha a los que poca atención les presté, uno de ellos comienza a hablarnos de forma educada y pide un momento de nuestra atención, y nos dice - Disculpen que los moleste pero es que nosotros venimos del interior y por vainas nos quedamos sin plata, nosotros venimos de la UCV de Maracay a defender nuestra tesis y una fundación nos regaló unos discos para que pudiéramos comercializarlos y así ayudarnos, es un disco completamente original, aquí está- y alargó el puñado de cajas selladas que contenían los discos – ¿Te gusta Gaelica?- me preguntó, mientras seguía su discurso de necesidad, y explicaba de quien y que música tenia el disco. Finalmente me dejó uno de los discos en 10 Bs. que no empobrecen ni enriquecen a nadie, así que decidí más por ayudarlos que por otra cosa, comprarles el disquito. Al revisar mi cartera, la habitaban solo tres billetitos de 100 bolívares cada uno y se los dije- brother no tengo sencillo- es difícil definir la expresión de los muchachos aun sabiendo el desenlace de la historia, así que para aquel momento lo fue mucho más, luego de mil promesas y de dejarme a la novia y el bolso que cargaba, permití que se llevaran a uno de mis amigos de cien bolívares para que lo cambiaran.

  Mi amiga y yo seguimos hablando tranquilamente, mientras que nuestra nueva acompañante se sentó a nuestro lado silenciosamente, luego de unos minutos la hermana de mi amiga llegó así que me despedí de mi amiga y me senté a esperar a que los muchachos regresaran.

 Mientras el tiempo pasaba las posibilidades se abrían pasó en mi cabeza y yo pensaba – ¿será que enserio este pana dejó a la novia por cien bolos?- pero mientras más pasaba el tiempo e iba cambiando la expresión de la muchacha y las excusas cada vez encontraban menos sentido, ambos nos fuimos dando cuenta de que la verdad era: los panas dejaron a la muchacha por cien bolívares. Yo no sé si ella era parte de la estafa o no lo era, como ella aseguraba, pero la única posibilidad de recuperar algo de lo que perdí, no de mi dinero porque al final del día es lo de menos, sino de mi orgullo y de la rabia que da que te quieran joder cuando los quisiste ayudar, era ella, así que comencé a establecer the mood (El ambiente) para mi propia estafa.

 Primero que nada no dejé que mi rabia perturbara mi expresión y seguía ahí moviendo mis pies que guindaban divertidamente del banco, sonriendo mientras le hacia preguntas triviales como - ¿Qué vamos a hacer toda la noche aquí sentados?- ella sonreía nerviosa y respondía con cada vez más perdida esperanza - esos vienen ahorita - finalmente me decidí a comenzar a atacar y le dije – Que bolas tiene esos amigos tuyos, no me molesta la plata, sino el hecho de haberlos querido ayudar y que me quisieran joder – La muchacha, que cada vez tenia menos cara para verme, dijo apenada – Le juro que yo no sabía nada – a lo que yo respondí aun con mi sonrisa en los labios – no te preocupes, eso sí, te voy a dar un consejo, consíguete amigos nuevos, por que ellos van a amanecer tirados en una zanja muy pronto – Ya ahí la muchacha comenzaba a verme de forma extraña así que aproveche el impulso y seguí hablando y sonriendo – Que bolas tienen tus amigos, como te van a hacer eso, no tienen ni idea de con quien te dejaron, fácilmente por la rabia podría agarrar el exacto que está en mi bolso y cortarte la yugular, dejándote tirada para que te desangres, fíjate que ya no hay policías cerca – La muchacha me miró ya con los ojos aguados del temor y me dijo – Pero usted no va a hacer eso ¿verdad? - a lo que simplemente respondí – naah, no estoy de humor- con expresión de desinterés.

 El tiempo pasaba y yo seguía ahí sentado al lado de aquella muchacha extraña, dejando que las dudas que ya había plantado en su cabeza siguieran creciendo en silencio, mientras no dejaba que nada me quitara la sonrisa del rostro. La muchacha cada vez se ponía más nerviosa, mientras que yo, el estafado, seguía ahí sonriendo y balanceando mis pies. Seguí la conversación como si nada, hablando de cualquier cosa, de ella y de sus amigos, le seguí haciendo preguntas una y otra vez, a lo que de seguro respondió con puras mentiras. Pero la información no me interesaba, me interesaba el miedo implícito que producía cada una de aquellas preguntas.

  Finalmente todo estuvo preparado, ya el temor de ella era latente y yo me encontraba lo suficientemente entretenido como para dar la estocada final, eso sin contar que a mi también me pasarían buscando pronto, así que tomé la ofensiva una vez más y hablé, le dije – De verdad hazme caso cuando te digo que te consigas amigos nuevos, no tienes idea de lo frágil que es la vida para el que sabe matar – El temor ya era evidente en su rostro, de sus ojos ya salían lagrimas involuntariamente y me preguntó - ¿de verdad? – a lo que yo respondí seriamente por primera vez en la noche – de verdad, no tienes idea de lo fácil y placentero que es matar a una mujer – acto seguido, la muchacha sacó su billetera agarró todos los billetes que se encontraban adentro, apartó uno de cinco bolívares y me dio el resto mientras me preguntaba – ¿me puedo quedar con esto para irme a mi casa? – le respondí tranquilamente mientras sostenía en una mano el dinero de la muchacha y en la otra los cuatro discos del muchacho – claro, es más, aprovecha y vete, eso sí, recuerda mi consejo, búscate amigos nuevos, que quizás la suerte no siempre esté de tu lado – la muchacha se paró casi de un brinco y una vez más me pidió disculpas en un susurro y me juró que ella no sabía que ellos iban a hacer eso y se fue, la vi irse a la distancia, sintiendo dudas acerca de que si lo que habia hecho estaba bien o mal, luego hablé con mi amiga quien murió de la risa y me dijo .- bien hecho, para que sigan -. Hasta ahi llegó todo sintoma de remordimiento.

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